0

"Palive cayucupilche" realiza exitosa presentación en ceremonia de Palin y Travkin en Museo Mapuche


En el Museo Mapuche de Cañete se realizó una ceremonia de Palin y Travkin (ceremonia de intercambio, propia del sistema económico mapuche), con el fin de dar continuidad al proceso de re-evaluación que dicho museo inició durante 2016, enfocándose en la pertinencia del guión museográfico y el uso de los espacios exteriores presentes en el museo (ngillatuwe, paliwe, ruka, parque). En aquel marco, durante jornadas participativas con mapuche de distintos territorios ligados al museo, una de las sugerencias más importantes, entre otras, fue la necesidad de dar un mayor uso en específico a los espacios ceremoniales del Museo (ngillatuwe, paliwe). Desde aquí, nació la idea de organizar el primer Palin ´formal´ desde el museo hacia las comunidades, complementándose además con un Travkin que integrara a un mayor número de personas (especialmente lamuen) en torno a una práctica económica mapuche fundamental en el territorio.

En su organización, la ceremonia del Palin fue un trabajo en conjunto entre autoridades mapuche locales, el equipo del Museo Mapuche (con ayuda del palive José Wenuche), y el antropólogo Nikolas Stüdemann, quien en el marco de su investigación doctoral en Sociología Rural del Desarrollo (Universidad de Wageningen, Países Bajos), apoyó la iniciativa. Los principales invitados fueron los habitantes del Valle de Cayucupil, por medio de su lonko Juan Viluñir y sus autoridades pertinentes (wetruwiño, werken).

Aquella mañana, los palive cayucupilche y su gente fueron recibidos por el equipo del Museo y por el lonko José Calbul de Tucapel y el lonko mayor José Quilapi de Huape, quienes apoyaron incondicionalmente en la concreción de los protocolos culturales inherentes a la actividad. Una vez finalizado el intenso, pero amistoso juego, donde se impuso el equipo del museo con un parcial de 3 rayas a 1, cada palive anfitrión procedió a invitar a su koncho (pareja que se enfrenta directamente durante el juego) a disfrutar de un merecido Yavutun (refresco y almuerzo) en los kuni del ngillatuwe.

Posterior al cierre del Palin, la realización del Travkin estuvo a cargo de Elizabeth Almendras del territorio Cayucupil, Anamuri y Rayen Boye (organización local de mujeres mapuche lavkenche) como principales organizadoras, valorando la experiencia que poseen sobre el resguardo de las semillas que forman parte del patrimonio cultural del pueblo mapuche. Fue importante la participación de diversas autoridades locales para el traspaso de kimvn (conocimiento) y gvlam (consejo), como el Vnen Lonko Luis Quilapi, y la machi Magarita de Pantano (Lumaco). Además, esta actividad fue complementada con un trawvn donde se expuso y discutió en torno a los impactos que ciertos tratados de libre comercio internacional pueden tener sobre la soberanía alimentaria y las economías locales.

Ambas ceremonias celebradas son parte fundamental del sistema sociopolítico y económico local mapuche, y corresponden a las primeras acciones de este tipo organizadas por el museo luego de su reinauguración en el año 2010. Es así como el museo apunta hacia la revitalización de sus espacios ceremoniales, con el fin de aportar en el refuerzo de los lazos sociopolíticos y económicos existentes entre las comunidades del territorio lavkenche asociado.

Fuente: Museo Mapuche de Cañete
0

Arauco, Duoc UC y Sence certifican a mujeres de Cayucupil en elaboración y comercialización de mermeladas


El curso impartido comenzó en diciembre y contó con la participación de once mujeres de la comuna de Cayucupil en Cañete, oportunidad entregada gracias al trabajo en conjunto entre empresa ARAUCO, DUOC UC y el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE).

Para la elaboración de mermeladas y conservas, las alumnas fueron instruidas por nutricionistas y un chef. Además se les capacitó en temas de emprendimiento y comercialización para que puedan utilizar lo aprendido como fuente laboral.

Ximena Arriagada, encargada de asuntos comunitarios de ARAUCO, felicitó a las certificadas señalando que “como empresa nos llena de orgullo ver el resultado del valor compartido que hemos creado en conjunto, porque nosotros entregamos la herramienta, DUOC las capacita y ustedes lo hacen posible. Verlas con una certificación y junto a sus familias es muy valioso para nosotros”.

Fuente: Comunicaciones Bosques Arauco
0

Entregan 75 pares de lentes ópticos a comunidades indígenas

El Servicio de Salud Arauco junto al hospital Intercultural Kallvu Llanka hicieron entrega de 75 pares de lentes ópticos a usuarios de la comuna de Cañete.

En marcado en un operativo oftalmológico del programa Especial de Pueblos Indígenas se destinaron un millón quinientos nueve mil pesos ($1.509.000) para usuarios de las localidades de Cayucupil, Antiquina, Huape, Huentelolén, Collico y Huillincó. 

Esta inversión se traduce en la compra de 75 pares de lentes ópticos para 57 usuarios entre 15 a 64 años de edad y a nivel provincial, una compra de 360 pares de lentes y 250 consultas con un monto de inversión de seis millones novecientos sesenta mil pesos ($6.970.000.).

Fuente: Comunicaciones SSArauco
0

Vecinos del Valle de Cayucupil logran importante donación para zonas afectadas por incendios forestales

Una gran donación reunió la comunidad de Cayucupil para apoyar a los compatriotas que han sufrido por los incendios en las últimas semanas.

Desde el sábado 28 de enero, los vecinos se organizaron para reunir principalmente elementos de forraje, para que los campesinos de la zona puedan alimentar a sus animales. Misma tarea que se replicó los días posteriores logrando reunir más de 600 fardos.

El 7 de febrero se concretó una nueva donación de más de 900 fardos, papas y avena. Todas ellas se destinaron a los sectores rurales de Florida.

No se descarta realizar otra donación durante la primera semana de marzo, ya que existe mucha necesidad de forraje en los sectores campesinos afectados.
0

FAGAF 2017 finaliza con nuevo récord de expositores en Fundo Anique


Más de 100 mil personas visitaron la XVIII versión de la Feria Agrícola, Ganadera y Forestal (FAGAF 2017) que se desarrolló entre el 30 de enero y el 5 de febrero en el Fundo Anique, organizada por la Municipalidad de Cañete, versión que este año tuvo un sentido solidario.

Cerca de 120 expositores de distintos puntos del país, incluida Isla de Pascua y zonas afectadas por los incendios forestales en la zona centro sur, presentaron lo mejor de sus creaciones y productos durante los siete días que duró la feria más grande y extensa del sur de Chile.

Los asistentes pudieron recorrer los diversos stands donde era posible encontrar artesanía, licores artesanales, frutas y verduras, manualidades y tejidos, además de una gran variedad productos naturales y gastronomía tradicional.

En las 25 hectáreas de terreno, se llevaron a cabo actividades típicas del campo, como la trilla a yegua suelta, elaboración manual de chicha de manzana y fardos, pruebas ecuestres y campeonato de rayuela, entre otras tales como talleres de huerta agroecológica y modelaje en greda, clases de cocina en vivo y concursos canino, de pintura infantil y gastronómico (chef junior, amateur y profesional).

Sinergia y Américo fueron los encargados de cerrar la última noche de show ante cerca de 20 mil personas que deliraron con el espectáculo que finalizó a eso de la 1 de la madrugada.

En rueda de prensa con los medios locales, el jefe comunal, Jorge Radonich, dijo que la feria cambiará de locación a partir del próximo año, debido a los altos costos de arriendo del actual recinto.

Comunicaciones Ilustre Municipalidad de Cañete
0

Luis García Huidobro: Dejemos que Nahuelbuta se restaure


El que viene de afuera puede aprender un secreto importante: que el bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta no ha muerto y, lo mejor, que en unos 20 años podría recuperarse bastante si Chile hiciera un esfuerzo de justicia con el Pueblo Mapuche. Sería una oportunidad de hacer algo bueno, y de lo que poca gente se entera entre las noticias por los camiones quemados. Se podría recuperar un pulmón para Wallmapu, pensando en nuestros nietos. Una aclaración: en las comunidades no hay expertos de escritorio, estoy relatando lo que me han enseñado a ver, caminando y trabajando en el bosque. Si digo algo que no sea así, que algún ingeniero forestal me corrija, aunque sea con información tomada de papers financiados por la Corma.

El tema forestal hoy está en boca de todos. Se ha escuchado harto comentario, se ha repetido mucha consigna no comprobada en terreno, se han hecho análisis, hay expertos que contradicen a expertos, pero valga la pena decir que desde hace 20 años que el Pueblo Mapuche viene dando la pelea frontal a las forestales en la Cordillera de Nahuelbuta. Hay conocimientos, experiencias, acciones, proyecciones políticas, Tal vez algunas servirían también para la zona de catástrofe, otras quizá no.

Para una persona que llega desde la ciudad a la Cordillera de Nahuelbuta, se ve todo verde no más. “¡Ay, qué bonito!”. Cuando uno llega, de primera no sabe reconocer un árbol de otro, un bosque de una plantación. Si uno se queda, con el tiempo los peñi le van enseñando sobre el bosque y las plantaciones. Tiene que tener paciencia para sufrir las burlas por tener tanto estudio y ser tan ignorante, o por la torpeza para cualquier pega. Además del trabajo, aprenderá la época de los changles, de los digüeñes, la pinatra, el maqui, la mutilla, los chupones. El bosque alimenta. Si hace casa en la comunidad, va a tener que pasar semanas completas levantándose en las noches a hacer cortafuegos, porque las explosiones del incendio no lo dejan dormir. Va a ver secarse chorrillos y pozos de una temporada a otra. Aprenderá a saber cuándo va a llover. Ojalá aprenda también a trasplantar árboles nativos, hacer esquejes, semillas según especies, y haga su aporte.

Podrá comprobar en terreno si lo que se dice de las forestales es cierto o no. Por mi parte, veo que no es tanto que los pinos o eucaliptos sean árboles del demonio. Son árboles. Es mucho menos dañino miles de hectáreas de plantación que de agricultura o ganadería. Lo peor es el terreno pelado. Mucha agua podrán chupar los eucaliptos, pero la sombra y el agua de lluvia que retienen es mucho más de lo que consumen, respecto a un terreno pelado. Hay que ser serios en la crítica. Si los eucaliptos se dejaran ahí 80 años, no serían problema.

El problema es el régimen productivo al que son sometidos, y la sustitución que se hizo de cientos de miles de hectáreas de bosques centenarios, para dejar un territorio sometido a régimen de cosecha cada 10 o 20 años. Ese es el problema.

Según Conaf, solo el 14% de las plantaciones en la historia del DL 701 se hizo en “terrenos degradados”, pero además uno ve que muchas veces se llama así a un bosque nativo quemado, como también se llama “matorrales” donde hay renuevos de bosque nativo (y vamos plantando eucalipto en Chiloé, por ejemplo).

Con los peñi se recorren hartos recovecos de la Cordillera de Nahuelbuta. Caminan más que Kung fu alrededor de los lagos Lleu-Lleu y Lanalhue. Recorriendo, mirando y preguntando, el que viene de afuera puede aprender un secreto importante: que el bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta no ha muerto y, lo mejor, que en unos 20 años podría recuperarse bastante si Chile hiciera un esfuerzo de justicia con el Pueblo Mapuche. Sería una oportunidad de hacer algo bueno, y de lo que poca gente se entera entre las noticias por los camiones quemados. Se podría recuperar un pulmón para Wallmapu, pensando en nuestros nietos.

Una aclaración. En las comunidades no hay expertos de escritorio, estoy relatando lo que me han enseñado a ver, caminando y trabajando en el bosque. Si digo algo que no sea así, que algún ingeniero forestal me corrija, aunque sea con información tomada de papers financiados por la Corma.

Leo en Internet que el Ministerio de Medio Ambiente formó una comisión de expertos y le llamó “Comité Nacional de Restauración Ecológica”. Todos estarán más concentrados en reconstruir lo humano. Ojalá que esa comisión sirva para pensar lo ecológico antes que la Forestal pase máquina y tenga todo plantado otra vez. Ya que estamos todos más sensibles al tema forestal, a que hay más posibilidad de crear conciencia, pongo esta propuesta para la autoridad política: restauremos la Cordillera de Nahuelbuta o, más bien, dejemos que se restaure.

Cuentan los peñi –y lo corroboran los títulos de propiedad– que hace 40 años llegaron las forestales a Nahuelbuta. En ese tiempo eran el grupo Vial y Cruzat, luego los tropiezos empresariales y las movidas de la dictadura favorecieron a Matte y Angelini. Se adueñaron de toda la Cordillera de Nahuelbuta, partiendo por las tierras de la Reforma Agraria que les fueron traspasadas a $7.000 o hasta $15.000 la hectárea en esa época (hoy diríamos entre $100.000 y $200.000 la hectárea, aunque casi siempre pagaron solo entre 10% y 20% al contado). La mayor parte era bosque nativo: “Terrenos de aptitud preferentemente forestal”, dijo la Conaf, que estaba a cargo de Julio Ponce Lerou y, luego, Patricio Contesse.

Desde entonces Chile ha perdido 782.120 hectáreas de bosque nativo. En Biobío y La Araucanía, desde la llegada de Mininco y Arauco, 184.690 hectáreas pasaron de ser bosque nativo a pino y eucalipto, y nadie se hace cargo. La mayor parte de eso es la Cordillera de Nahuelbuta como está hoy. Le llaman el oro verde.

Entre Cañete y Tirúa, la parte en conflicto álgido en torno a los lagos Lanalhue y Lleu-Lleu es, según la ley chilena, propiedad privada de Forestal Mininco. De algunas miles de hectáreas también pretenden ser dueños Forestal Arauco y Volterra, que es de unos japoneses que no quieren conflicto, así que dejan botado cada bosque que se les toma. Por el lado de Contulmo, Volterra tiene unas 10 mil hectáreas más, que todavía ocupa más o menos pacíficamente. Da pena ver cómo en plena orilla de carretera en Contulmo, año tras año, siguen desapareciendo los hualles y apareciendo más eucaliptos. Uno se pregunta dónde está la Conaf, quizá regalando esas plantas de eucalipto a los dueños de los predios. De Cañete hacia el norte domina Forestal Arauco sin que casi nadie se les resista: Lebu, Los Álamos, Curanilahue, donde todavía no llega el conflicto, pero llegará.

El bosque nativo de la Cordillera de Nahuelbuta está vivo, pero hay que aprender a verlo. No se necesita ser experto. A simple vista uno solo ve pino y eucalipto, miles y miles de hectáreas esperando la tala rasa que las convierten en un desierto. La cosecha forestal es algo parecido a un incendio, pero nadie se escandaliza: el zorro, el puma, el chingue, las güiñas, botados en los caminos, sin hogar, sin alimento. Los camiones bajando del Fundo Lanalhue y el Fundo Choque escoltados por vehículos de guerra, cientos de hectáreas convertidas en un tierral cada semana. Unas 100.000 al año en Chile, que es como si fueran quemadas. Se van extinguiendo las especies de animales, y solo hay plaga de conejos.

Digo que está vivo el bosque nativo de Nahuelbuta, pero hay que saber verlo. Por arriba de la tierra se ven los pinos y eucaliptos, pero si consideráramos solo las raíces, es en realidad un bosque nativo subterráneo. Se ve en los renuevos por todo el territorio. Las raíces no las han podido matar, están ahí, resistiendo, esperando a que las forestales se aburran de la pelea con los peñi y se vayan –quizá a instalarse más al sur, a destruir los bosques que quedan en Valdivia, Puerto Montt, Chiloé–. Va por franjas el bosque nativo subterráneo en Nahuelbuta: desde la costa hacia arriba, boldos, avellanos, arrayanes, el mañío, el notro, el hualle; donde hay agua, está el canelo; en las zonas más altas, domina el coihue, masivamente. Y, por todas partes, los que verdaderamente les hacen la pelea a las forestales son el maqui o el inmortal pillo-pillo. Ulmos y lingues se ven pocos, pero hay; radales hay más. Los trabajadores forestales no se fijan en el renuevo del bosque nativo entre el eucalipto, los copihues subiendo por los troncos parecen de postal. Menos lo ve el helicóptero policial que busca a los weichafe tras cada atentado. La motosierra, el skider, el bell, el cabezal, no distinguen nada, pasan no más. Al ras.

Cada 10 años se cosecha el eucalipto; cada 20, el pino –y es mentira que la tierra queda mala para sembrar o plantar otra cosa, pues se dan las papas, las habas, el trigo, cualquier cosa y, por supuesto, el nativo–. El bosque nativo que venía creciendo entremedio es arrasado también en la cosecha. Es verano, un puro tierral queda no más, barrial en invierno. Muere el pino, el eucalipto no, como mala hierba, pero tampoco muere el bosque nativo, que necesitaría más tiempo para crecer; sigue subterráneo, empiezan a volver pequeños brotes, pero nadie hoy día piensa en 50 o 100 años más.

Leo en Internet que el Ministerio de Medio Ambiente formó una comisión de expertos y le llamó “Comité Nacional de Restauración Ecológica”. Todos estarán más concentrados en reconstruir lo humano. Ojalá que esa comisión sirva para pensar lo ecológico antes que la Forestal pase máquina y tenga todo plantado otra vez.

Ya que estamos todos más sensibles al tema forestal, a que hay más posibilidad de crear conciencia, pongo esta propuesta para la autoridad política: restauremos la Cordillera de Nahuelbuta o, más bien, dejemos que se restaure.

Las forestales se hicieron de estas tierras a precio de huevo. Se las adueñaron, digámoslo derechamente. Las primeras plantaciones las hicieron con subsidios del DL701. Contradijeron eso de que solo se cosecha lo que uno siembra (o planta). Se aprovecharon de la corrupción en la Cora, la Odena y la Conaf en dictadura. No pusieron un peso –al contado, como se dijo anteriormente, solo un 10% o 20% de casi nada– y cosecharon millones. Es justo que se les expropie y que se devuelva el territorio a las comunidades mapuche. La gente que está luchando sabrá recuperar el bosque nativo, aquellos que se están proyectando para que sus hijos y nietos sigan viviendo aquí.

En la Cordillera de Nahuelbuta no se necesita gastar millones en reforestar con nativo: las raíces y renuevos del bosque antiguo están. Solo es necesario que el Estado quiera hacer algo bueno y les ponga un freno a Matte y Angelini, que haga política pública para los habitantes y no para los empresarios. Tienen otras cientos de miles de hectáreas en otros lados. ¡Ya dejen vivir en paz al Pueblo Mapuche, aprovechadores!

El territorio en conflicto es amplio y abundante, los números dan. Las comunidades, la gente que vive aquí, pueden vivir bien económicamente con un 20% de lo que actualmente está plantado de pino y eucalipto. Si se hiciera así, el resto podría quedar como reserva de bosque nativo.

Fuente: Luis García Huidobro - El Mostrador (leer aquí)