La fotografía del día de hoy no es Calama ni Chuquicamata, es Cayucupil. Por lo general cuando las empresas se instalan en un sector rural como Cayucupil resulta obvio alegrarse, pero a la vez hay puntos de los cuales no. Aunque las empresas de áridos que son muy beneficiosas respecto a la absorción de la cesantía de nuestra gente, muchas de aquellas veces sus esporádicos pasos dejan una huella imborrable en este lugar. Actualmente el lugar que observamos es Butamalal Bajo a orillas del Río Butamalal. Estas empresas de áridos, valga la redundancia, desde hace ya varios años trabajan en el lugar extrayendo material y procesándolo ahí mismo, lo preocupante es que luego de estar en aquel sitio por un tiempo llegan los problemas. Bueno, el problema del mal estado del camino a causa del excesivo tránsito de camiones ya se solucionó en parte con la pavimentación e implementación de camiones aljibes para el problema del polvo, pero el terreno es la gran preocupación, ya que, ha quedado convertido en un verdadero desierto. Como hace mucho tiempo leí en el blog de un amigo esto ya se conocía, esto entonces es para reafirmar que debe existir regulación para con estas empresas, o si la hubiera debería implementarse de una manera mas seria y correcta. Otro de los afectados está siendo el Río Butamalal que ha visto su cause intervenido en este tramo e incluso esta intervención ha dejado un estancamiento de sus aguas en algunas partes, lo que trae efectos tanto para las especies que habitan allí, como también para las propias personas. 
Vista satelital actual del Valle de Butamalal bajo al cual nos referimos
Terminada la recolección del fruto durante un largo rato, "encaramados" en los árboles logramos llenar unos cuantos sacos. Procedemos ahora a repletar la carreta y partimos a "La Chichera" donde Don Héctor Cáceres vecino de la localidad nos ayudará en la próxima etapa de producción. 
Este paso se realiza para moler un poco la manzana antes de ir a la prensa donde saldrá el preciado y definitivo jugo. La prensa de hierro consiste en un contenedor de madera muy bien protegido para evitar perdidas de material y que posee una base de madera que es empujada por un eje de metal.
Así sigue el ciclo de la manzana chichera; saco tras saco, litro tras litro, hasta llegar a tener por lo menos unos 200 litros de “Chicha dulce”
El embotellamiento es una cosa fácil, se guardan los litros de chicha en recipientes como los clásicos bidones, en botellas, en chuicas y en Pipas de unos 2.000 litros por lo menos.
Como todos los años un puñado de vecinos de la localidad sale a realizar el tradicional 
