Hoy vamos a reproducir la historia singular de uno de los primeros representantes de las fuerzas "organizadas" de orden en nuestra zona de Arauco, Los Carabineros. "El Comandante Fica" como le llamaban era de los pocos "Dragoneanos" (aún no Carabineros) que habían en Cañete.
En una ocasión buscó y enfrentó sólo por más de tres meses a un malhechor de aquellos años justamente en Cayucupil, mas precisamente en el Fundo de Los Pincheira, como nos cuenta Eduardo Sáez, este cañetino radicado en Mairinque, Brasil.
Como estamos celebrando uno de los días más importantes de la patria, ahora les contaré algo de un héroe cañetino de comienzos del siglo 20. Era este valiente señor un hombre en extremo “destemido” (sin temor) y amigo del lado de la ley, razón ésta que lo llevó a ingresar a la fuerza pública (antes que Carlos Ibañez del Campo los transformara en carabineros de Chile), los “Dragoneanos” les llamaban.
En aquella época no habían radios ni siquiera portátiles, de tal modo que las noticias demoraban a llegar. Pero empecemos por el orden lógico. Corría 1955 ó 1956, cuando en el velador de la pieza de mi padre (que les conté que también era armero), encontré un revólver inmenso, mi mano no llegaba de la “cacha” (empuñadura), al gatillo, tenía un cañón largísimo; mi padre me pilló manoseándolo y me reprendió, luego me contó que era de un carabinero jubilado y que era un revólver COLT 45 de cañón largo. Se lo habían mandado a arreglar.
Unos años después este carabinero jubilado, se convirtió en compadre de mi padre, pues mi viejo fue padrino de su primer hijo del segundo casamiento de él. Ahí, día sí y día no, yo lo pasaba a visitar a su casa en la calle séptimo de línea donde vivía en una pequeña casa que quedaba en una quebrada, a unos 60 metros de la calle; mi interés eran el pan caliente con chicaharrones o las tortillas de rescoldo, acompañado por mate, y a veces por trozos de queso calentados en un bracero y ensartados en un palo (me crujen las tripas de puro acordarme de estas exquisiteces).
Pero también me llevaba allí la curiosidad y el deseo siempre renovado de que él me contara sus historias, las que floreaba y las hacía tan nítidas que parecía que uno las estaba viendo, siempre pasaba Yo después que le llevaba la once a mi padre a la barraca de Otondo donde él trabajaba. Una de esas historias fue la siguiente:
Corría el año 1919 ó pasado el año 1920, cuando él recibió la orden de ir solo a capturar a un famoso y terrible asesino que tenía en pánico a las familias de ambos lados de la cordillera de Nahuelbuta, se decía que este criminal había muerto y estuprado a más de 30 mujeres, y que tenía en su ficha la muerte de más de 40 personas..., siendo considerado un completo animal. Como en aquella época la dotación de guardias no pasaba de 4 ó 5 personas, no fue posible enviar una pareja a buscar al asesino; así fue como nuestro “destemido” guardia recibió la orden de buscar y terminar con el criminal. Las órdenes en ese entonces era significado de tener que cumplirse cabalmente.
Salió solo a la busca del malhechor, llevaba consigo una carabina Winchister de dos cañones y su compañero preferido, el COLT 45 de cañón largo. Estuvo 3 meses tras la huellas del bandido, alimentándose de lo que conseguía en casas de moradores (charqui, harina tostada, y como bebida solamente agua), después de tres meses consiguió ubicarlo en los contrafuertes de Nahuelbuta, más precisamente en el fundo de los Pincheira allá por el alto de Cayucupil, lo siguió tres días hasta que lo consiguió acorralar en una caverna natural escondida por mata baja y muchas quilas, cerca de la orilla del río; de hecho él se mantuvo al agüaite con el cuerpo medio metido en el agua..., así lo acorraló tres días sin dormir, de vez en cuando intercambiaban tiros; el bandido le hacía ofertas de soborno, pero él firme en sus convicciones le respondía con tiros; estaba dispuesto a cumplir la orden : "Tráigalo Vivo o muerto ", preferentemente muerto le había ordenado su jefe.
Después de tres días el bandido mostrando toda su fiereza, salió de su cueva disparando sin cesar y corriendo en dirección a nuestro “destemido dragoneano”, intentando sorprenderlo y matarlo; él guardó la serenidad , y cuando estaba a la distancia ideal para no errar, se levantó y encarándolo a los ojos, le disparó el tiro certero que acabó con la escalada de terror y muerte con que el malhechor sembrara los campos de la provincia de Arauco.
Al preguntarle yo, ¿Porqué enfrentó en pié al bandido corriendo peligro de recibir una bala y no esperarlo escondido debajo de un árbol o piedra?. él me dijo: ¡Eso habría sido una cobardía, él vino de pecho abierto a enfrentarme, y Yo era de la fuerza pública! (Como queriendo decir que los de su corporación no se escondían, y por eso tenían el total respeto de la población)
Llegó 10 hrs. después con su carga al cuartel y con un "misión cumplida mi comandante", entregó el cuerpo del asesino (cuentan además, que posó para una foto que habría sido publicada en la revista VEA de la época). Ese "MI COMANDANTE" y la forma con que lo pronunciaba, es el motivo del chascarro y la anécdota que viene a seguir.
Corría. Era 1958 ó 1959, cuando estando nuestro ya jubilado carabinero, de cumpleaños, sus amigos decidieron celebrárselo en el Club Radical; junto con Don Borney Sánchez (concesionario del club), decidieron darle una gran sorpresa al “aniversariante”.
Encabezaba el grupo de amigos, mi padre quién mandó a hacer en la imprenta de cañete (donde se hacía el original diario “La Voz de Arauco"), al lado de la casa de Don Abelardo Cuevas, por el costado del lado izquierdo, un hermoso diploma, en forma de certificado o de título. El certificado decía algo más o menos así: "El pueblo de Cañete, en reconocimiento a su heroísmo, valentía y patriotismo, le concede a Don BERNARDINO FICA NAVARRO, el título de "COMANDANTE FICA". Justificaron la entrega como una reparación a la injusticia que las autoridades policiales habían cometido al nunca haberlo ascendido a cabo, Sargento, etc. Firmaban....(todos se daban títulos súper retumbantes: El Honorable caballero Don … etc. etc.).
Don Fica, como era conocido, era un hombre bastante alto y fornido, tenía unos ojos claros y la boca "IGUALITA" que su hijo - que Uds. Conocen - Sergio Fica, y el porte (grande), de su nieto El Pompe Fica.
En estos días de la Patria, es agradable recordar a este Sr. héroe anónimo que tantas vidas ayudó a salvar con sus hechos y su valentía. Don Fica, es así que lo recuerdo, como un hombre con la paciencia suficiente para contarme sus historias y compartir con un niño sus aventuras, dándole siempre un fin con una moraleja positiva. A la guardia de antaño, los pacos después, y a los carabineros de hoy, vayan mis saludos y mi respeto en esta semana patria.
Eduardo Sáez, cañetino, en la actualidad y desde hace 29 años, vive en la ciudad de Mairinque, Brasil, edita su periódico "Chile en Evidencia" (del que no recbe lucro alguno), dirigido a chilenos residentes en Brasil. Precursor del intercambio entre ciudades Cañete-Mairinque que se comenzó en la década de los 80. En la actualidad trabaja en uno de los diarios mas grande de Brasil (en Sao Paulo) y complementa su trabajo con algunas clases de Castellano para alumnos de secretariado y turismo en un Liceo particular. Fono: 55 - 11 - 4708 3989