La iniciativa fue desarrollada en el marco del programa FPA-PRELA de la Seremi de Medio Ambiente de la región del Biobío. Estuvo coordinada y ejecutada por cuatro jóvenes ligadas a las áreas de ingeniería en recursos naturales, quienes trabajaron durante casi un año con un grupo de 30 familias de Cañete en la conservación y recuperación ecológica del Estero Konweko motivada por la recuperación de la calidad del agua de la zona.
Con el objetivo de restablecer y conservar el agua específicamente del Estero Konweko, fundamental para el diario vivir de más de 30 familias del valle de Cayukupil, un grupo de profesionales trabajaron junto a la comunidad mapuche Ignacio Llankapan, en pro a una reforestación en la ribera del estero. Para ello, se utilizaron especies nativas y medicinales, de interés de los habitantes, cuyo fin es recuperar y fortalecer la producción de agua y así, como consecuencia, alimentar el caudal principal. De este modo, se asegura la provisión de servicios ecosistémicos en la comunidad, durante periodos de sequía.
El equipo a cargo de este proyecto está liderado por cuatro jóvenes profesionales de la Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales, quienes por casi un año trabajaron codo a codo con la comunidad. Carolina Cubillos, Pía Retamal, Daniela Peñaloza y Laura Pañinao obtuvieron el financiamiento a través de un Fondo de Protección Ambiental (FPA) financiado por el Ministerio del Medio Ambiente.
“El proyecto responde a problemáticas ecológicas y culturales. En primer lugar, buscamos recuperar ambientalmente el estero plantando especies nativas arbóreas, arbustivas y hierbas medicinales que fueran de interés en la comunidad. Para ello, se realizaron diversos talleres participativos que nos permitieron comprender la necesidad ecológica de recuperar la vegetación nativa ante un escenario de cambio climático”, enfatiza Laura Pañinao, coordinadora del proyecto.
Además, con el fin de mantener en el tiempo la vegetación se abordaron diversas técnicas de viverización y reproducción de especies nativas con el objetivo de incentivar y empoderar a los miembros de la comunidad en la propagación de especies nativas y en tercer lugar, comprendiendo la necesidad de espacios de encuentros o reuniones “Trawün” dentro de la comunidad que fueran representativos de su cosmovisión se construirá una ruka.
El sello principal del trabajo fue en conjunto entre las jóvenes profesionales y la comunidad mapuche. La idea era generar un proyecto que vaya en directo beneficio a la comunidad y que incluyó toda una investigación previa, luego de conocer el lugar, para restaurar el territorio que rodea esta comunidad.
“El estero Konweco, está ubicado al borde de la comunidad. Ellos llevan más de 50 años viviendo ahí. En los últimos 10 años se ha visto cómo progresivamente la cantidad de agua que llega en periodo de verano, ha disminuido considerablemente. Esa es la problemática, ellos lo asocian a la industria forestal”, afirma Daniela Peñaloza.
“La pérdida de bosque nativo y por consecuencia, la disminución del caudal del agua y la calidad de vida está muy asociada a su cosmovisión. Es una comunidad mapuche, es importante para ellos nutrirse de sus propios recursos naturales”, enfatiza Pía Retamal.
Tanto la comunidad como el grupo de profesionales se enfocaron en intentar realizar un trabajo colaborativo, respondiendo a las inquietudes y deseos de la comunidad en su diario vivir. “Nos enfocamos a necesidades ecológicas, pero también a sus necesidades culturales. Esto, considerando los tipos de hierbas que utilizan para sus medicinas. Hicimos varios talleres de lo general a lo particular, para que no fuese solo ir a plantar árboles. Quisimos que supieran el por qué y se empoderaran de este proyecto”, señala Carolina Cubillos.
Un positivo balance del trabajo realiza Roberto Almendras, miembro de la comunidad. El valora el esfuerzo realizado tanto por las jóvenes como el compromiso de todos los habitantes del sector, quienes trabajaron responsablemente en el proyecto. “Fue de mucha importancia para nosotros. Aquí llegó una problemática debido en parte a las empresas forestales que estaban cubriendo todo lo nativo dentro de este territorio, plantando eucaliptos y pinos. Se empezó a plantar en los nacimientos de los ríos. Un árbol de eucalipto consume una cantidad de agua elevadísima, lo que generó que poco a poco el agua se volviera escasa para nosotros. Al mismo tiempo, el árbol nativo es justamente el que conserva el agua. Por eso, nosotros como mapuches somos amantes de la naturaleza, es nuestra madre” concluye Roberto Almendras. Esta problemática les afectó en su calidad de vida, ya que el agua como recurso, se volvió escasa.
Una opinión similar tiene la señora Rosa Almendras, quien participó activamente del proyecto. “Trabajamos en esta reforestación a orillas del río, nos dieron charlas y la clases de árboles que nos convenía plantar. La zona forestal está muy cerca del río, por lo que consume mucha agua. Antes, era un estero súper hondo, ahora apenas se mantiene, está muy bajo. Nosotros tomamos de esa agua, por lo mismo, hubo problemas incluso de salud por el consumo. Para mí fue impactante, me gustó mucho que ellas nos apoyaran en este proyecto, además que fue un trabajo colaborativo, entre todos”, concluye Rosa Almendras. La idea es que, con los conocimientos adquiridos, la comunidad tome conciencia.
De este modo, el proyecto está por finalizar durante el mes de febrero. El equipo de trabajo señala la importancia que tuvo dentro del proceso traspasar sus conocimientos en el ecosistema y en la naturaleza, para que luego, la comunidad mapuche continuara el trabajo de una manera autónoma.
Fuente: EPA News