viernes, 11 de mayo de 2007

Rubén Correa: el campesino que llegó a ser un exitoso empresario

Una foto del recuerdo, Buses Correa recorriendo el lodoso camino a Cayucupil

Hay historias que sin duda merecen ser relatadas. Y la de Rubén Correa es una de ellas. Mientras en la capital los coletazos por el fracaso de la puesta en marcha del Transantiago continúan, en la ciudad histórica este hombre demostrando mucho esfuerzo, sacrificio, dedicación y sobre todo algo que faltó en Santiago: responsabilidad, logra mantener una empresa de trasportes de primera calidad incomparable con los atochamientos e irregularidades de la gran apuesta gubernamental en materia de movilización.

SERVICIAL

Con servicios al resto de la comuna, sector costero y sobre todo a la localidad de Cayucupil, la Empresa “Trasportes Correa” lleva más de 37 años al servicio de la comunidad cañetina. Con 28 recorridos diarios, de ida y de vuelta, al poblado ubicado camino a la Piedra del Águila es sostén importante en la conectividad vial entre este sector y la ciudad.

Pero no es todo. A la costa poseen 22 recorridos por día, considerando los sectores de Lloncao, Tucapel Alto, Paicaví y Ponotró. Además, en uno de sus mayores orgullos, entrega empleo a 26 personas. “Son 26 familias”, dice.

HISTORIA

En un furgón Ford A 26 empezó su larga y empeñosa travesía hasta convertirse en empresario. “El primer recorrido fue entre Lloncao y Paicaví”, recuerda. Pero la vida de este hombre, criado en Cayucupil, es digna para incluirla en un cuento de Hadas.

“Para narrar mi historia es necesario un diario completo”, señala con picardía este esforzado hombre. Hijo de campesinos, vivió hasta los 12 años en el campo.

“Nunca me gustó el campo y me vine a Cañete solo”. Aquí es donde se inicia su travesía. Trabajó de carnicero por más de dos años. Posteriormente se fue a Santiago a trabajar de garzón, oficio que desempeño también en algunas playas del litoral central como Algarrobo y el Quisco.

“Regrese a los 17 y al año me casé. Ingrese a trabajar de chofer en el Departamento de Vialidad de Construcción. Trabaje hasta en la pala. Así logre juntar el dinero y comprarme mi primer furgón. Fue puro trabajo”, asevera.

EXITO

De ahí en más, se inicia el vertiginoso camino hasta el éxito que le permite poseer en la actualidad ocho máquinas y asimismo ser socio de otra empresa de transportes.

Este notable esfuerzo de superación le permitió criar a sus dos hijas que actualmente son su orgullo y se desempeñan como trabajadoras sociales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

de verdad gracias por contar esta hisyoria yo nunca habia entrado a la pagina pero me da mucha alegria ver la historia de mi padre aqui de verdad muchas gracias, esta fue su gran historia