Una persona muy amable y agradable, que a pesar de vivir en otra ciudad, todavía seguía queriendo mucho a su Cayucupil. Cada cierto tiempo volvía a disfrutar de él. Disfrutaba de recorrer los caminos por donde creció, siempre con una sonrisa o una broma que regalar.
Nuestros sentimientos están con su familia en estos momentos difíciles en los que la pena nos embarga.
Hoy el virus se ha llevado a uno de los nuestros.
Hasta siempre Mondy.
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