La función religiosa más famosa de la cultura mapuche trasciende las épocas y aun en nuestros días es considerada la más importante de nuestra raíz costumbrista. Es muy confundido con el Machitún, pero esta última es una ceremonia de curaciones.
Los mapuche siempre creyeron en la existencia de un ser superior o dominador del mundo. Con el correr de los siglos y a medida que se comenzaron a dedicar a la agricultura daban culto especifico a Dios. Las descripciones de Pascual Coña en sus memorias hacen precisar la manera correcta de realizarlo, algo que sí ha variado hacia nuestra época.
Estas ceremonias debían nacer de la especulación en primera instancia, como hechos sobrenaturales que estarían por suceder (Crudos Inviernos, Malas Cosechas, Cataclismos). Un portavoz llamado “nguenpín” es el encargado de enviar a comunicar a las comunidades cercanas de las señales y estas al dar crédito generan la confirmación de la fiesta por dos a tres días. Comienza así el proceso de recolección de chicha, la construcción de los asentamientos y la preparación de la carne.
Asimismo el nguillatún es una fiesta con retorno de invitación, es decir, quienes ahora preparan la ceremonia deben invitar a quienes ya los convidaron anteriormente. Al matar un animal, el hombre encargado debe rociar la sangre sobre un cerco de la casa en cuestión y suplicar al Dios aplastador del río celeste (Vía Láctea: wenu l’eufü). Posterior a esto se planta el árbol sagrado (rehue-canelo). Comienza la ceremonia con un baile alrededor del árbol (awün), luego de este se construye un pequeño altar en dirección a la salida del sol (llanguillangui). Muy común es la utilización de banderas en el rehue, una de ellas puede ser negra o blanca, la primera indica solicitud de lluvias mientras la ultima pide buen tiempo.
“Fau përuaiñ” o “Aquí bailaremos” es la consigna general de los asistentes y bailan reiterativamente suplicando al supremo hacedor que el sustento jamás falte. Se llenan y vacían cantaros (metrem) para los invitados. Hay muchos puntos más que suelen ser efectuados en la ceremonia y van acorde a las gestiones de los organizadores. Finalmente se entrega (entregaba) un ramo de maqui en señal de concesión de la próxima fiesta. Del altar y el rehue no se sabe más, el tiempo los marchitara.
Rogativas en pleno Terremoto 2010.
En el sector Las Arenas (Bajo Las Arenas) en Cayucupil se efectuaba el pasado 26 de Febrero de 2010 la singular rogativa de la comunidad Pablo Huenuan, como blog estuvimos presentes hasta altas horas de la madrugada (27 de Febrero) nunca imaginando el singular cataclismo que ocurriría un par de horas después que nos retiramos mientras la rogativa aun seguía con mucho afán por las comunidades del lugar. Quizás en parte esta ceremonia hizo que la comuna de Cañete fuera una de las menos golpeadas por semejante sismo, viendo lo que sucedió con nuestras comunas aledañas.
El día Sábado 12 de Marzo se realizó un nuevo nguillatún esta vez presidido por la comunidad indígena Rucañirre en la busqueda de buenos augurios para nuestro devastado país y tener un invierno que dé buenas cosechas a los campesinos.
José Angel Henríquez, presidente de la comunidad, manifestó que los tiempos manifiestan la necesidad de efectuar una rogativa a Dios para el bienestar de todos los connacionales en general.
Estas ceremonias debían nacer de la especulación en primera instancia, como hechos sobrenaturales que estarían por suceder (Crudos Inviernos, Malas Cosechas, Cataclismos). Un portavoz llamado “nguenpín” es el encargado de enviar a comunicar a las comunidades cercanas de las señales y estas al dar crédito generan la confirmación de la fiesta por dos a tres días. Comienza así el proceso de recolección de chicha, la construcción de los asentamientos y la preparación de la carne.
Asimismo el nguillatún es una fiesta con retorno de invitación, es decir, quienes ahora preparan la ceremonia deben invitar a quienes ya los convidaron anteriormente. Al matar un animal, el hombre encargado debe rociar la sangre sobre un cerco de la casa en cuestión y suplicar al Dios aplastador del río celeste (Vía Láctea: wenu l’eufü). Posterior a esto se planta el árbol sagrado (rehue-canelo). Comienza la ceremonia con un baile alrededor del árbol (awün), luego de este se construye un pequeño altar en dirección a la salida del sol (llanguillangui). Muy común es la utilización de banderas en el rehue, una de ellas puede ser negra o blanca, la primera indica solicitud de lluvias mientras la ultima pide buen tiempo.
“Fau përuaiñ” o “Aquí bailaremos” es la consigna general de los asistentes y bailan reiterativamente suplicando al supremo hacedor que el sustento jamás falte. Se llenan y vacían cantaros (metrem) para los invitados. Hay muchos puntos más que suelen ser efectuados en la ceremonia y van acorde a las gestiones de los organizadores. Finalmente se entrega (entregaba) un ramo de maqui en señal de concesión de la próxima fiesta. Del altar y el rehue no se sabe más, el tiempo los marchitara.
Rogativas en pleno Terremoto 2010.
En el sector Las Arenas (Bajo Las Arenas) en Cayucupil se efectuaba el pasado 26 de Febrero de 2010 la singular rogativa de la comunidad Pablo Huenuan, como blog estuvimos presentes hasta altas horas de la madrugada (27 de Febrero) nunca imaginando el singular cataclismo que ocurriría un par de horas después que nos retiramos mientras la rogativa aun seguía con mucho afán por las comunidades del lugar. Quizás en parte esta ceremonia hizo que la comuna de Cañete fuera una de las menos golpeadas por semejante sismo, viendo lo que sucedió con nuestras comunas aledañas.
El día Sábado 12 de Marzo se realizó un nuevo nguillatún esta vez presidido por la comunidad indígena Rucañirre en la busqueda de buenos augurios para nuestro devastado país y tener un invierno que dé buenas cosechas a los campesinos.
José Angel Henríquez, presidente de la comunidad, manifestó que los tiempos manifiestan la necesidad de efectuar una rogativa a Dios para el bienestar de todos los connacionales en general.
1 comentario:
fabi te felicito por lo que haces por nuestro cayucupil
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